viernes, 29 de mayo de 2015

Menos es más

La clave está en la música
Después de tantos años dedicándonos al mundo de las bodas, hemos llegado a la conclusión de que el buen gusto no es cuestión de dinero sino de elegir adecuadamente.

Cuando alguien nos dice lo de la “boda original” o “vamos a hacer algo diferente” se nos ponen los pelos como escarpias y nos echamos a temblar. Ya que algunos por ir de “originales” y de "diferentes" por la vida han caído en las horteradas más grandes habidas y por haber. ¡Que manía con querer inventar lo que ya está inventado!
A veces, el buscar la originalidad en las bodas nos puede jugar una mala pasada… Si procuramos adornar en exceso algún aspecto, el efecto puede ser precisamente el contrario del que buscábamos. Así por ejemplo, los tan de moda últimamente, fotocoles, más que adornar, suelen cortar el ritmo de la boda imponiendo a los invitados escorzos no deseados y provocando situaciones no reales y hasta ridículas. Tus invitados solo quieren divertirse y pasárselo bien; deja que todo vaya surgiendo de manera natural. Si estás rodeada de profesionales todo irá bien.

Falta mucha empatía falta en las bodas por parte de los novios hacia sus invitados. No les hagas a tus invitados los que no quieres que te hagan a ti

Nuestro consejo es que sea 100% auténtica y natural y priorices en lo que de verdad siempre deseamos encontrarnos los invitados: una buena comida (sin eternas esperas) y una barra libre (sin vasos de tubos) donde pasarlo verdaderamente bien.
Con lo bonita que podría ser una boda, a veces, con tanta "originalidad" parece que en vez de en una boda estás en un circo.

Y algunas veces no se tienen en cuanta pequeños y decisivos detalles que condicionaran el éxito de tu boda. La guinda final, el baile de tu boda, no puede dejarse al azar; siendo un detalle de la boda insignificante y al que a veces los novios no le dan importancia, el momento de la diversión en una boda es clave: por muy bien que haya ido lo demás, si el broche final no está acorde con el evento... todo se irá al traste. Y por suerte, cualquiera no tiene la cualificación, la experiencia, la empatía, ni la actitud necesaria para dedicarse a este fascinante mundo de las bodas. Muchas veces, la clave está en la guinda final. Al fin y al cabo, cuando pasan los años, los invitados solo se acuerdan de lo bien que se lo pasaron en la boda de...